Es un eufemismo para no pronunciar la palabra diablo. Se usa como interjección, muchas veces en plural.
"No hay niña que a amor no acuda más que a misa; que el diantre a todas, sin duda, nos avisa «que es inútil la más pura contrición, si abona nuestra ternura flaquezas del corazón». (Ramón de Campoamor)"