3ª persona plural del presente de subjuntivo del verbo obedecer, es decir, hacer la voluntad de quien tiene el poder o la autoridad. Las terceras personas del presente subjuntivo más que deseo indican mandato , es decir equivalen o sustituyen al imperativo, lo cual nos lleva al sentido y legitimidad del poder o la autoridad vertical. Mi experiencia me dice que la autoridad no se puede imponer y menos arbitrariamente, sino en todo caso, es algo que se consigue con el reconocimiento de los demás y nunca se puede ejercer para dañar. Si se utiliza para hacer daño a alguien no tiene ninguna legitimidad. Todo esto me recuerda el folleto de Kant: ¿Qué es la ilustración?: el oficial dice: no razones, adiéstrate. El financiero: no razones, paga. El sacerdote: no razones, cree.
"Obedezcan: desarrollemos un pensamiento crítico"