La expresión se entiende como "no ceder", "no aceptar una derrota (ante alguien)". Proviene de una competencia de fuerza y resistencia conocida como pulseada, donde los contendientes se sientan frente a frente apoyando sendos codos derechos sobre una mesa y tomando sus manos tratando de llevar con fuerza el antebrazo del rival hacia su izquierda. Quien resiste es el que no se deja torcer el brazo, y gana quien logra torcer el brazo del otro.
"No se debe dar el brazo a torcer."
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