La fiebre del hierro estalló en 1876, y con ella llegaron a España, concretamente a Bilbao, las empresas británicas; que preferían el hierro de buena calidad y cerca del puerto del norte de España a las minas escandinavas
Nacieron industrias siderúrgicas, astilleros y hornos de los que se extraía el hierro. Si el hierro extraído era muy puro, los mineros cobraban paga extra
Esto era celebrado por los trabajadores con un canto triunfal: ¿¿Alirón
¡Alirón!¿, que no eran sino las palabras que los ingenieros británicos habían escrito con una tiza en el mineral: ¿All iron¿, es decir: ¿Todo hierro¿
Siempre según El Correo Digital, la expresión ¿Alirón¿ vendría pues de los ingleses.
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