Es un lugar de retiro y oración para distintos cultos, principalmente el católico. Cuenta una leyenda que en su juventud San Martín de Tours ofreció la mitad de su capa a un leproso para abrigarlo, y que esa noche Jesús se le apareció para reconocerle su buena obra, y eso lo llevó a convertirse al cristianismo. Su corta capa (una 'capilla') se volvió reliquia, y fue colocada en tiendas militares y salones de palacio donde se podía rezar, lo que por sinécdoque le dio el nombre a éstas y a todas las demás salas oratorias. Ver estar en capilla, capilla ardiente.
"Como en la mayoría de las historias catolicas, hay más de una versión de la Capilla de San Martín."