También el hombre lobo de Alláriz, el sacamantecas (sacamanteigas) o sacaúntos, (home do unto), el buhonero Manuel Blanco Romasanta o quizá Manuela como fue inscrito en el registro parroquial en 1809. Fue condenado por 9 asesinatos, aunque algunos le atribuyen hasta 17. La grasa de los cadáveres la vendía a boticarios portugueses, según decía la gente. En el juicio confesó que sufría de licantropía y por eso la reina Isabel II conmutó su pena de muerte.
"El lobo de Esgos apenas acanzaba el metro y medio y tenía cara de bueno."