Figura de dicción, como dicen los compañeros, muy frecuente en la evolución del latín al castellano consistente en la adicción de algún fonema intervocálico en las palabras para facilitar su fonética o por alguna otra razón. La etimología dice epi (sobre), en (en), thesis (posición): meter en medio. Un ejemplo: Hóminem, acusativo de homo, perdió la m final y quedó en hómine. La pérdida de la i dio homne. Pero dos consonantes nasales juntas no convencían y la n se transformó en r quedando homre. Llega la epéntesis y nos da hombre. Pues ¡hombre! ¡mira qué bien!
"La consonante d también se cuela a veces como epéntica como en pondré"