Consiste en superar el pensamiento estructurado, lineal, rígido o reduccionista y pasar a una nueva ética del conocimiento que valore, tanto la condición como la calidad humana en las organizaciones sociales y que a su vez esté al servicio de la sociedad. Esta visión gerencial desestructurada y compleja permite que haya mayor comprensión del mundo de la vida y por consiguiente las gestiones se hagan en favor de la humanidad.
"La gerencia desestructurada favorece la adopción de políticas públicas interculturales"