Se trata de un nombre de hombre en español, con origen griego, cuyo significado es vigilante, guardián. En femenino, es Gregoria. No es un nombre que se ponga a los niños y niñas de España, en la actualidad. Entra dentro del conjunto de nombres antiguos que se ponían por tradición al llamarse así los padres o madres o abuelos o abuelas en el siglo pasado, sobre todo, en la primera mitad del mismo. Se oye mucho más ese nombre entre las personas ancianas.
"Mi abuela Isabel tenía un hermano que se llamaba Gregorio. Hoy tendría ya 107 años."