Dícese de 105 fármacos que bloquean los impulsos de las fibras nerviosas colinérgicas (su estimulación y la transmisión de 105 impulsos se realiza mediante la aceticolina*) preganglionares y bloquean la transmisión nerviosa simpática y parasimpática. La acción de los gangliopléjicos se lleva a cabo al producir una despolarización persistente de la membrana postsináptica de las células ganglionares, ya que una vez despolarizadas quedan inexcitables, o al impedir la despolarización de dicha membrana. El efecto de los gangliopléjicos sobre los diferentes órganos depende de si el tono que domina este órgano es el simpático o el parasimpático. En el aparato digestivo los gangliopléjicos inhiben más el tono parasimpático o vagal por lo que se produce una disminución del peristaltismo (movimiento que hace progresar el bolo alimenticio), se retarda el vaciamiento gástrico y disminuye la secreción gástrica y también la pancreática. En el aparato circulatorio bloquean más el tono simpático, por lo que aparece un efecto de disminución de la tensión con vasodilatación y lentitud anormal del pulso. En el aparato urinario se produce una parálisis del nervio vago o parasimpático, lo que da lugar a dificultades en la micción. Los gangliopléjicos producen asimismo sequedad de boca, impotencia y trastornos en la visión por dificultad en la acomodación del cristalino a la distancia. En la actualidad estos fármacos se utilizan muy poco, ya que en una de las indicaciones más comunes en épocas anteriores, el tratamiento de la hipertensión (presión arterial superior a la normal), se han visto sustituidos por fármacos sintéticos que han resultado ser más útiles y poseer menos efectos secundarios.
