f. Grupo de trastornos que se manifiestan principalmente por síntomas del tracto digestivo superior (anorexia, náuseas y vómitos, diarrea de importancia variable, molestias intestinales, etc.) de origen muy variado. Las gastroenteritis pueden ser de etiología bacteriana, vírica, por hongos, protozoos, helmintos o gusanos, etc. En ocasiones son la manifestación de intoxicaciones alimentarias por la ingesta de alimentos contaminados, tóxicos químicos contenidos en plantas, mariscos, etc. También pueden deberse a la alergia a determinados alimentos, a la deficiencia en la digestión de alguna sustancia, como, por ejemplo, los hidratos de carbono en los individuos que no toleran la leche, a la ingesta de determinados fármacos, etc. Las gastroenteritis son globalmente las enfermedades que se presentan con mayor frecuencia, y en los países subdesarrollados de clima tropical aún suponen la principal causa de muerte en la infancia, ya que la mucosa gastrointestinal está expuesta constantemente a agresiones del medio aunque posea una serie de mecanismos de defensa. Entre éstos destacan: la acidez del jugo gástrico, que impide la supervivencia de muchos agentes microbianos; la flora bacteriana normal del colon, constituida en un 99 por gérmenes anaerobios que actúan como una flora protectora contra otros posibles gérmenes patógenos, y la motilidad intestinal y el moco que segrega la mucosa gastrointestinal. Los mecanismos de la inmunidad tanto a nivel local intestinal como a nivel general actúan asimismo impidiendo las infecciones intestinales. Algunos gérmenes intestinales producen toxinas o enterotoxinas que alteran la función de absorción que posee el intestino y producen un aumento de secreción. Los gérmenes productores de enterotoxinas más comunes son, entre otros, la Escherichia coli y el vibrión del cólera, aunque otros, como las bacterias del género Shigel/a, son capaces de invadir la mucosa intestinal y dar lugar a una gastroenteritis aguda con sangre y moco. Las gastroenteritis producen una serie de síntomas, algunos de los cuales varían con el agente causal, pero que en general se reducen a: náuseas y vómitos de presentación aguda; diarrea (aumento de la frecuencia y del volumen de las heces, blandas o líquidas), y fiebre entérica (fiebre con dolor abdominal). La apreciación en las heces de sangre o moco y la presencia de fiebre y dolor abdominal en forma de espasmos sugiere la existencia de una gastroenteritis que ha lesionado la mucosa intestinal. Para diagnosticar una gastroenteritis se requiere recoger una serie de datos en la historia clínica, como los antecedentes de viajes, los síntomas que ha notado, etc.; realizar una exploración física, y efectuar un examen en fresco de las heces para estudiar si existen leucocitos que confirmen una colitis inflamatoria. En el tratamiento de la gastroenteritis, el objetivo principal que se persigue es reponer de forma adecuada los líquidos y los electrolitos que se han perdido con la diarrea y los vómitos; en determinadas ocasiones se utilizan agentes antimicrobianos. Una consideración importante en las gastroenteritis es su prevención, que puede llevarse a cabo tomando medidas de higiene personal, higiene de los alimentos, etc.
