m. Falta de sueño. 11 Incapacidad de dormir en condiciones normales.
En clínica se habla de falsos insomnios en ciertos casos de neurópatas y neurasténicos convencidos de que no duermen, dando a pequeños insomnios la proporción de un insomnio completo. Hay, además, personas que ignoran que normalmente pocas horas de buen sueño pueden bastar a una buena salud, y se esfuerzan inútilmente por dormir un número de horas que se han fijado de antemano. En general, a medida que se avanza en edad, se necesita dormir menos. Además, el temperamento individual puede influir mucho: los individuos con constitución pícnica* (bajos y regordetes) requieren, por lo común, menos horas de sueño que los asténicos o leptosómicos' (altos y delgados). Es igualmente evidente que causas banales pueden impedir el sueño, ya que éste está muy sometido al hábito, a verdaderos reflejos condicionados, por lo que toda alteración de las costumbres habituales (horas de comer; exceso de café o tabaco; duración y calidad del trabajo; cambios de clima; etc.) puede perturbar el sueño habitual. También se dan insomnios por molestias físicas (dolor, tos, reuma, fiebre, etc.). El insomnio patológico, eliminadas las causas hasta aquí expuestas, puede ser la manifestación principal de estados de neurosis, sobre todo del tipo angustioso, tan común en los neurasténicos; de estados psicopáticos (melancolía, manía, etc.); de parálisis general; de hipertiroidismo; de insuficiencia hepática, etc. Se presenta también a menudo en las meningitis, en la uremia latente, en las fases de ligera descompensación cardíaca que preceden a la hiposistolia. Por último, en las mujeres climatéricas no es raro el insomnio.
