Perteneciente o relativo a un pequeño hueco (intersticio) en la sustancia tisular.
Una de las formas en que el cartílago puede crecer en extensión es por expansión dentro de su sustancia, lo que se llama crecimiento intersticial; en particular, las llamadas células intersticiales son las contenidas en las lagunas de la sustancia cartilaginosa. Estas células (condrocitos*) conservan su capacidad de división, formando nuevas células con la consiguiente producción de sustancia intercelular en el interior del cartílago, que hace que éste aumente de volumen de dentro afuera (crecimiento intersticial). También se da el nombre de sustancia intersticial a la sustancia del tejido óseo compacto, que está dispuesta en los intersticios entre los sistemas de Havers (lamelas intersticiales). Más en general, se denomina tejido conjuntivo intersticial a la masa conjuntiva que ocupa los intersticios del tejido propio de los diversos órganos; por él cursan las sustancias que son intercambiadas entre los vasos sanguíneos y los tejidos; también se conoce por tejido intertubular. Por último, también se llaman células intersticiales a un tipo especial de células presentes en el testículo y en el ovario dispuestas en los intersticios entre los tubos seminíferos (del testículo) o entre los folículos de Graaf. En el varón (células de Leydig) adquieren especial importancia por su condición de producir andrógeno durante la vida fetal, influyendo, por tanto, de forma decisiva en el desarrollo de los rasgos sexuales secundarios; además, la potencia sexual del varón depende de la producción de andrógeno por las células intersticiales, controlada por la hormona luteinizante (LH).