LA EXPRESIÓN DE LA CORTESÍA
TEORÍA
EL LATÍN CLÁSICO no conocía más que el empleo de la segunda persona
del singular para dirigirse a un individuo, el de la segunda persona del
plural para dirigirse a varios
Una forma de cortesía aparece desde el latín postclásico, y si bien
en las sociedades de los pueblos románicos de la alta Edad Media se
distingue a ciertas personas con un tratamiento de favor, la gramática
continúa reflejando el estado primitivo del latín clásico.
El imperativo español se encuentra aún en ese estadio, puesto que
no posee formas originales sino en la segunda persona, una para el
singular, una para el plural; las demás formas son tomadas al subjuntivo,
lo cual revela su carácter aditivo.
Históricamente, la expresión de la cortesía es un rasgo de cultura
que se ha superpuesto, de manera más o menos lograda y más o menos
convencional, al sistema lingüístico heredado del latín.
Resumamos rápidamente las fórmulas a las cuales se ha recurrido
para la expresión de la cortesía.
Se podría partir del principio siguiente: se distingue la persona a
honrar mediante un tratamiento lingüístico diferente del que se emplea
para dirigirse a un íntimo, a un igual.
Antes de ver en qué consiste esta diferencia, creemos útil trazar un
cuadro ideal para el fenómeno a estudiar.
1) ¿Cómo se traduce el tratamiento cortés del superior al inferior,
2) el del inferior al superior,
3) el de igual a igual (menos necesario y sin duda menos frecuente)?
En otros términos, diremos que se puede tener una cortesía descendente,
una cortesía ascendente y una cortesía en el mismo nivel. Evidentemente,
es la cortesía ascendente la que veremos manifestarse con
mayor frecuencia, mayor intensidad y con el carácter más obligatorio.
PUNTO DE VISTA MORFOLÓGICO
Podemos otorgar a una persona determinada un tratamiento particular
que podrá ser sentido como cortés, según las épocas y las sociedades,
cambiando:
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1) El número: es la primera manifestación que se observa en el
latín post-dásico. Dirigirse al interlocutor a honrar en plural, aumenta
su importancia elevándolo, lo cual lo halaga.
Es el argumento psicológico el que retengo, prefiriéndolo a la explicación
histórica que querría justificar la aparición del plural en el
momento en que hubo dos emperadores.
El español vos, el italiano voi, el francés vous, el inglés you, el flamenco
gij son manifestaciones de este método;
2) Cambiando la persona: en lugar de la segunda persona, demasiado
directa y que puede ser sentida como brutal o grosera, se empleará la
tercera que demuestra un rodeo y representa a la persona a honrar
como una dignidad.
El carácter grosero de la segunda persona del singular se siente aún
hoy en muchos hablares; *
3) Cambiando el género: a menudo de resultas y como corolario del
cambio de persona. En efecto, se acuerda a la persona a reverenciar un
nombre de majestad o de dignidad (majestad, señoría, gracia, excelencia,
alteza, reverencia...) y dicho nombre será casi siempre un nombre
femenino. El italiano guardó de ello el empleo corriente del pronombre
femenino Lei.
¿Se hará la concordancia según el sentido (caso más frecuente
en español) o según la gramática (se notan vacilaciones en italiano y en
francés)?
Este sistema enriquece la morfología de una cosecha de términos
que desempeñan el papel de pronombres o de expresiones pronominales.
He aquí algunos ejemplos:
a) a partir de merced: vuestra merced, vuesa merced, vuesarced, usarced,
usarcé, usted, uced, ucé, su merced, su mercé.
b) a partir de excelencia: vuestra excelencia, vuecelencia, vuecencia,
vosencia, usencia.
c) a partir de señoría: vuestra señoría, vueseñoría, useñoría, vusiría,
usiría, usía.
1 Véase la expresión "venir a tú por tú", llegar en una disputa a los términos
más descorteses y descompuestos.
En el dialecto valón de Marchin (Bélgica) "il atoue" (él tutea) significa: es
grosero, mal educado.
En el francés de Bélgica, "tu vas te faire tutoyer" quiere decir: vas a recibir
una paliza.
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d) a partir de reverencia: vuesa reverencia.
e) a partir de persona: su persona.
Etc., etc.
Subrayémoslo: todos esos términos son femeninos en su origen, pero
llegaron a ser pronombres o expresiones pronominales sin género determinado,
indiferentes, válidos para los dos sexos;
4) Cambiando el modo: el imperativo es un modo que, en principio,
no conoce más que una persona: la segunda pero en ambos números:
habla, hablad; bebe, bebed; ve, id; etc.
Si se desea expresar una orden cortésmente, se presenta un problema
que el español resuelve con el doble cambio de persona (pasaje de la
segunda a la tercera) y de modo (toma al subjuntivo las formas deseadas:
hable, hablen; deba, deban; vaya, vayan; etc.).
Notemos al pasar que la expresión de la prohibición había conocido
fórmulas particulares desde el latín clásico, en vista del carácter delicado
de dicha expresión. El español, para la prohibición, renuncia
definitivamente al modo imperativo, y la confía íntegramente al subjuntivo
precedido de la negación: no caigas, no caiga Ud.;
5) Usando acumulaciones: acabamos de verlo en varias oportunidades:
las acumulaciones son posibles, a veces inevitables.
Acumulación de cambio de persona y de cambio de género: el español
y el italiano.
Acumulación de cambio de persona y de cambio de número: el alemán
Sie haben para decir Ud. tiene.
Acumulación de cambio de persona y de cambio de modo: el imperativo
cortés en español y en italiano;
6) Usando artificios gráficos: el empleo de la mayúscula para los
pronombres de cortesía y los adjetivos posesivos correspondientes. No
nos detendremos en este punto puramente gráfico, que es de interés sobre
todo en el italiano y el francés. No tiene efectos sobre la lengua hablada,
y no constituye sino un suplemento de refinamiento.
CONSIDERACIONES SOCIO-CULTURALES
La expresión de la cortesía se sirve de la lengua, pero no constituye
un hecho exclusivamente lingüístico. Hay fuerzas sociales que actúan
al mismo tiempo que las fuerzas lingüísticas, y que a veces las sobrepasan.
Se nota por ejemplo una serie de movimientos o de tendencias divergentes
en clases sociales diferentes pero contemporáneas. Señalemos
en primer término el hecho muy general de que las capas sociales infe2
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riores aspiran a la ascensión social y adoptan las formas corteses superiores.
El sistema de cortesía de concepción aristocrática se generaliza.
Hay, pues, tendencia hacia la unidad, que en ciertas lenguas se realiza
con la desaparición casi total de la forma familiar; es el caso del inglés.
En el mismo momento, las clases superiores que quieren continuar
distinguiéndose, inventan un nuevo sistema con nuevas formas, de manera
de separarse de la masa, del pueblo, creando una nueva zanja, un
nuevo hiato.
Es lo que observamos en el holandés: la forma familiar fue vencida
por la forma cortés; esta forma única es, en poco tiempo, sentida como
común o vulgar, y se crea un sistema totalmente nuevo de expresión
de la cortesía, que deja atrás a los campesinos con sus formas antiguamente
corteses, pero despojadas íntegramente de su distinción.
En la época contemporánea es conveniente subrayar también una
tendencia neta en ciertas sociedades, en ciertas regiones, a la democratización
de la aristocracia. Los patricios se ponen a hablar el lenguaje
de la plebe. Una forma antes rechazada y considerada como vulgar, es
reestablecida en cierta medida.
Las consecuencias pueden, pues, ser formuladas como sigue:
a) tendencia a la universalización de la forma cortés;
b) tendencia a la creación de nuevos sistemas de cortesía que impidan
esta nivelación (hacia la cual tendía la literatura);
c) posibilidad, en ciertas épocas, de una tendencia contradictoria
de la aristocracia que revalúe formas antes desacreditadas.
Este juego de fuerzas se aplica a una materia en la cual no podemos
ignorar:
a) el papel del substrato: ¿el idioma sobre el cual la lengua de cultura
se sobrepone, conoce la expresión de la cortesía con medios análogos ó
paralelos?
En Flandes, por ejemplo, el sistema de cortesía del francés representa
a menudo una dificultad insuperable para el sujeto hablante, porque el
flamenco ha llegado al estadio de la forma única, sin distinción de la
cortesía o de la familiaridad;
b) la mayor o menor complejidad del sistema de expresión de la
cortesía. Es evidente que el sistema español es mucho más complejo
que el sistema francés, por ejemplo el cambio de persona para el pronombre,
el verbo y el adjetivo constituye un ejercicio psicológico difícil
Es lógico, pues, que haya errores e irregularidades, variaciones locales
más o menos numerosas;
c) la estabilidad del mensaje. Si un sistema de expresión de la cortesía
se mantiene igual durante siglos, las circunstancias son favorables
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para su difusión lenta. Si por el contrario, varios sistemas diferentes se
suceden a intervalos temporales relativamente cortos, el fracaso está
casi asegurado. Es el caso del español en el momento de la Conquista:
el vos, el tú y el usted se sucedieron muy rápidamente, lo cual no puede
sino causar desorden;
d) la naturaleza de la comunicación. ¿Cuál fue la intensidad del
contacto o de la penetración cultural? ¿Se ejerció bajo una forma administrativa,
económica, literaria? ¿Cuál fue su duración? ¿Qué distancia
separaba la región encarada del centro emisor?
e) ¿llegó la región encarada a ser autónoma? ¿Qué sentimientos ha
profesado a la metrópolis después de la separación: hostiles, indiferentes,
amigables?;
f) ¿cultiva el país autónomo su particularismo? ¿Cuál es su política
lingüística: alentar los caracteres nacionales o seguir la evolución de
la lengua de la metrópolis? ¿Está dividido el país desde el punto de vista
de la geografía física: regiones determinadas por obstáculos geográficos?;
g) ¿se observa la influencia de algún adstrato? Se ha sugerido por
ejemplo que la difusión del inglés, que no conoce más que la forma
única, favorecía el tuteo.
EL ESPAÑOL DE AMÉRICA
En el momento de la Conquista, ¿cuál era la situación en España
en relación con la expresión de la cortesía? Según lo que podemos
saber, España estaba en plena evolución a ese respecto:
¿ el tú, peyorativo, grosero, que ofendía antes del siglo xvi se transforma
en el trato de confianza:
¿ el vos que lo precedía, queda como monopolio de los inferiores, de
los campesinos cuando las gentes cultas comienzan a tutearse.
Los conquistadores exportan el voseo, sin lugar a dudas, puesto que
la forma vos era corriente en la relación de superior a inferior.
En el siglo xvi, la situación en Madrid puede definirse así:
cortesía descendente: vos;
cortesía ascendente: vuestra merced (forma que aparece en el siglo xv);
relaciones en plano de igualdad: tú.
Hoy en día parece no dudarse que toda la América de lengua española
ha conocido y practicado el voseo.
Las grandes capitales, y en particular México y Lima, pasaron al
tuteo bajo la influencia de Madrid, con la cual estaban en relación seguida
y regular.
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Las capitales, las regiones costeras, las regiones más accesibles han
sido tocadas por el fenómeno del tuteo.
La aparición de una tercera manera de expresarse, el ustedeo, no
podía sino acarrear vacilaciones y desorden.
Las regiones que practican actualmente el voseo representan dominios
arcaizantes.
Desde el punto de vista morfológico es útil hacer notar que de los
tres sistemas en competencia, el tuteo, el voseo y el ustedeo, sólo el
tuteo ofrece un sistema pronominal completo y lógico.
El voseo no presenta sino un sistema pronominal indefendible por
sus combinaciones de vos y de te.
En cuanto al ustedeo, constituye un empobrecimiento de los medios
de expresión.
La competencia de los tres sistemas es extremadamente perjudicial
para la unificación y la corrección de la lengua.
El desorden es tal que en Colombia pueden encontrarse personas
que en la primera oportunidad tratan de tú, pero pasan en seguida a
usted como trato de confianza.
COMPARACIONES
El estudio del voseo nos hace pensar en otros dominios lingüísticos
que han conocido o conocen aún problemas análogos.
Es el caso, por ejemplo, en el seno de un mismo país, del empleo
del pronombre voi en italiano. Esta lengua conoce la misma trilogía del
español: tu, voi y Leí, que corresponden respectivamente a tú, vos y
usted.
El francés de fuera de Francia conoce aventuras similares, aunque
hasta hoy no tengamos que hacer más que a la competencia de dos formas,
el tu y el vous
Ya hemos dicho algo sobre la impermeabilidad del flamenco de
Bélgica a la forma vous.
En África ecuatorial el terreno es de los más interesantes: los colonos
franceses o belgas han tuteado siempre a los indígenas. Éstos, que
aprenden el francés por la práctica, no conocen más que el tu e ignoran
la forma de cortesía vous. Salvo en el caso de un indígena culto,
los africanos tutean regularmente a su interlocutor, cualquiera que fuere.
En las Antillas de habla francesa, el tuteo es también regular, pero
se nota mezcla de formas que recuerdan la coexistencia del vos y del
tu: vous pouvez retourner chez ta mere
En las Antillas, conviene señalar asimismo un vous de represalia o
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de disgusto. Las sirvientas tutean frecuentemente a sus amas. En el
momento en que se disgustan, comienzan a tratarlas de vous.
Hay, aquí, desprecio del valor del sistema: no se ha retenido de él
sino un solo aspecto.
CONCLUSIÓN
La expresión de la cortesía que se traduce por la lengua, no puede
ser considerada como un fenómeno exclusivamente lingüístico.
En general esta expresión tiende hacia la complicación y la inestabilidad,
en lugar de tender hacia la simplicidad, condición de duración.
Hay que considerar la expresión de la cortesía como un fenómeno
híbrido: lingüístico por sus efectos sobre la lengua (conjugación y
morfología) pero sobre todo social y bajo esa relación asimilable muy
a menudo a la moda.
Lanzado por una sociedad culta, refinada, rica y potente, un sistema
de cortesía, con suertes diversas, tiende a generalizarse.
Según el grado de cultura de las otras sociedades que él toca, observamos
verdaderos fenómenos de aculturación.
Según el ritmo de sucesión de los sistemas lanzados por el centro
cultural inicial, luego eventualmente por capitales de países llegados
a la autonomía, observamos cada vez más superposiciones y mezclas. Las
regiones más alejadas del centro son las más arcaizantes.
La América de lengua española es un terreno de elección para el
estudio de este fenómeno, complicado a voluntad por la competencia
de tres sistemas: el tuteo, el voseo, el ustedeo.
El francés presenta los mismos fenómenos partiendo de una base
menos compleja, puesto que no tiene más que una alternativa, la del tu
y la del vous.
ALBERT DOPPAGNE
Centro Universitario de Amberes
y Universidad de Bruselas
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