absceso
que la formación de pus va acompañada de una inflamación aguda.
¿ absceso cerebral: colección de pus localizada en el parénquima cerebral; puede ser causa de trastornos psíquicos (agitación, afasia, estupor, etc.)
¿ absceso dentario: acumulación de pus en los tejidos del diente o en la membrana que rodea la raíz del diente, cuyos síntomas son tumefacción y enrojecimiento de la piel, que se distiende. (El tratamiento consiste en la administración de antibióticos y en la incisión de la cavidad abscesal.)
¿ absceso frío: aquel que se forma lentamente y sin reacción inflamatoria notable; su forma más común es el absceso frío tuberculoso.
¿ absceso subfrénico: bolsa de pus que se forma debajo del diafragma, entre éste y las visceras inmediatas (estómago, hígado, bazo y páncreas).
¿ absceso osifluente: aquel que se forma por inflamación del tejido
óseo.
¿ absceso ovárico: formación de pus en el interior del ovario. (Generalmente se cura con tratamiento antibiótico y reposo; en caso de romperse el absceso, se produce un cuadro de pelviperitonitis aguda, que requiere una rápida intervención quirúrgica.)
¿ absceso de pulmón: proceso inflamatorio con formación de pus en el tejido pulmonar.
Puede estar vinculado a la aspiración del material infectado o a un proceso patológico presente en el pulmón (pulmonías, tumores, etc.). La expulsión tosiendo del pus da lugar a una cavidad o caverna característica en el pulmón. En muy pocas ocasiones se hace necesaria la intervención quirúrgica.
¿ absceso tuberoso: inflamación con formación de pus en las glándulas sudoríparas que se localiza allí donde abundan estas glándulas (axilas, perineo, ingle), 
Con una pequeña muela eléctrica se logra la abrasión de endurecimientos y cicatrices de pies y manos.
Los primeros síntomas son los de una inflamación aguda, tumefacción roja, caliente, con dolor caracterizado generalmente por pulsaciones o latidos rítmicos, acompañada a menudo de fiebre y dolores de cabeza (cefaleas). El dolor deja de ser agudo cuando el pus ya se ha formado (3-7 días) y el centro de la tumefacción se reblandece y se enrojece; el elemento sintomatológico más importante es la fluctuación. Si el absceso es de importancia, la fiebre experimenta fuertes oscilaciones con elevaciones por la tarde, mientras que si es de pequeño tamaño, puede curarse por sí solo por reabsorción del pus. Cuando el absceso se abre al exterior o hacia una cavidad del organismo (caso más común), la curación se inicia con el vaciado de la bolsa y la eliminación del pus, con la posterior formación de una cicatriz. A veces, la evolución se complica sobre todo en personas cuya capacidad de defensa está mermada (alcohólicos, diabéticos, etc.).
¿ absceso amebiano: acumulación de pus producida por la presencia de la Entamoeba histolytica, protozoo causante de la amebiasis*. Entre los distintos abscesos amebia-nos el más común es el absceso hepático. La ameba se desarrolla en el intestino grueso, de donde pasa, a través de la vena porta, al hígado. El absceso aumenta poco a poco de tamaño y produce fiebre, astenia, anorexia y adelgazamiento. Casi siempre es indispensable la intervención quirúrgica para abrir y drenar el absceso.
¿ absceso caliente: aquel en el
absceso m. Acumulación de pus* en el contexto de un tejido dentro de una cavidad anormal formada por la desintegración de éste (a diferencia del empiema, que se forma en una cavidad natural del organismo).
Los gérmenes que causan los abscesos (llamados piógenos) pueden llegar al tejido a través de una herida, de una zona infectada o transportados por la corriente sanguínea.
