arteritis f. Inflamación de las paredes arteriales, que afecta a alguna de sus capas o a todas. Las arteritis pueden ser producidas Actualmente, la arteriesclerosis se define como un aspecto particular de una afección de límites más amplios y que se engloba con el nombre de arteriopatía degenerativa, en cuyo ámbito se pueden distinguir dos cuadros morbosos distintos: la aterosclerosis* y la arterios-clerosis propiamente dicha. La etiología fundamental es la involución de las arterias, fenómeno fisiológico normal en las edades avanzadas. Otros motivos ecológicos son: hipertensión, infecciones (sífilis, reumatismo), intoxicaciones (plomo, tabaco), excesos de alimentación, fatiga muscular y psíquica excesiva, multiparidad, etc. La esclerosis de las arterias va precedida de la aparición de placas amarillentas en la luz arterial, formadas por el depósito de ácidos* grasos y ásteres de la colesterina debajo de la capa íntima (ate-roma*). Más adelante, estos depósitos lipoideos, ateromatosos, crecen, se extienden, pueden ulcerarse y se infiltran de sales calcáreas; las placas calcificadas sustituyen a las placas de ateroma. La capa muscular se hipertrofia, sobre todo cuando hay hipertensión; el proceso esclerótico invade la totalidad del vaso, y éste se alarga, serpenteando, se endurece y su luz disminuye, apareciendo entonces los trastornos funcionales arterioscle-rósicos que se deben fundamentalmente a la anoxia (oxidación insuficiente) de los tejidos mal irrigados por los vasos de calibre deficiente. Frecuentemente, la arte-riosclerosis se ve acompañada de dos accidentes: el espasmo* y la trombosis. En la arteriosclerosis se distingue el síndrome generalizado y los síndromes localizados, pu-diendo existir graves localizaciones arteriosclerósicas en un determinado órgano sin manifestaciones de esclerosis arterial generalizada. Entre las principales formas de arteriosclerosis localizada están: las de la aorta torácica (aortitis esclerósica), la esclerosis del miocardio (miocarditis esclerósica), las del sistema nervioso central, la esclerosis de la aorta abdominal, la esclerosis de las arterias renales (riñón esclerósico), la esclerosis de las arterias periféricas y la esclerosis de las arterias pulmonares. Cuando la esclerosis se apodera de las paredes de las pequeñas arterias o arteriolas, se habla de arte-riolosclerosis. La terapéutica de la arteriosclerosis se orienta en el sentido de normalizar la alteración del metabolismo colesterol-lípi-dos-lipoproteínas; para ello se recurre a una dieta especialmente pobre en grasas y a una medicación que ataque la ateromatosis. A este respecto se distinguen tres tipos de fármacos: hipocolesteremi-zantes, clarificadores del plasma y fármacos que actúan sobre la pared arterial. Entre los primeros están: el sitosterol, la colestiramina, etc., que inhiben la absorción o aumentan la excreción de coleste-rol; los inhibidores de la síntesis de colesterol, como ciertos derivados del ácido nicotínico; los fármacos hormonales, etc. Entre los clarificadores del plasma destacan la he-parina y los cumarínicos. La piri-doxina y los flavonoides actúan so-gar las estructuras íntimas de los órganos. Así, la aortografía torácica se utiliza para el diagnóstico diferencial de los aneurismas; la aortografía abdominal permite la ar-teriografía renal, 'suprarrenal, es-plénica, hepática, etc.; la arterio-grafía de los miembros; la arterio-grafía cerebral, empleada en el diagnóstico de los tumores endo-craneales, etc.
