fibrocartílago, que contiene placas de cartílago que constituyen el esqueleto bronquial, y 4) peri-bronquio. El árbol bronquial conduce el aire respirado hasta los alveolos, donde se produce el contacto con la sangre, calienta y humedece este aire y elimina las partículas y gérmenes en él contenidos mediante la producción de moco que, gracias á los cilios, es expulsado en sentido ascendente hasta la tráquea, donde la tos lo expulsará de forma brusca al exterior del aparato respiratorio. Cualquier agente (tabaco, polvo, gérmenes) que dañe estas estructuras producirá una alteración de la función, con la consiguiente aparición de síntomas de enfermedad bronquial (expectoración, que puede ser de sangre, espasmo bronquial, tos, etc.). Las enfermedades que pueden afectar a los bronquios son múltiples: inflamaciones agudas o crónicas (bronquitis*), dilataciones saculares de los bronquios (bronquiectasias), espasmo reversible de la luz bronquial (asma bronquial), tumores benignos y malignos (primarios y secundarios) y obstrucción por cuerpos extraños inhalados. Para el estudio de las afecciones bronquiales se dispone de un gran arsenal de pruebas diagnósticas, destacando entre ellas la broncofibroscopia*. El tratamiento de la enfermedad bronquial se basa principalmente en la prevención de las afecciones mediante campañas contra el consumo de tabaco, el control de la contaminación atmosférica y la vacunación de individuos predispuestos. En aquellas situaciones en que se haya producido daño bronquial el tratamiento deberá ir encaminado a suprimir el agente causal (antibióticos) y tratar los síntomas (mucolíticos, expectorantes, broncodilatadores, antitusígenos, etc.).
