f. Inflamación de la mucosa gástrica y de la mucosa duodenal. las causas desencadenantes de una gastroduodenitis suelen ser las mismas que las de la gastritis, es decir, la infección (bacteriana, vírica, etc.), la ingesta de alcohol, los alimentos demasiado fríos o calientes o excesivamente condimentados, los fármacos, etc. Las gastroduodenitis pueden clasificarse en agudas o crónicas. Las gastroduodenitis agudas pueden ser sangrantes manifestándose como una hemorragia digestiva alta, es decir, por un vómito de sangre roja (hematemesis) o de materia oscura, y pueden evolucionar a una úlcera; en particular, las gastroduodenitis agudas congestivas se producen por la acción del ácido clorhídrico del estómago sobre la mucosa duodenal. En este tipo de afección el tratamiento suele ser sintomático. Las gastroduodenitis crónicas son poco conocidas, la mayoría se detectan al realizar una radiografía de abdomen y descubrir que los pliegues de la mucosa duodenal se encuentran engrosados y el duodeno muestra un calibre disminuido. Las gastroduodenitis infecciosas pueden ser producidas por bacterias, virus, hongos, parásitos, etc. En el caso de los parásitos la gastroduodenitis se detecta por la biopsia de la mucosa realizada mediante la introducción de una sonda en el duodeno y la demostración de la presencia del parásito. La sintomatología de la gastroduodenitis suele ser inespecífica; en general se manifiesta como dolores epigástricos y digestiones difíciles. Los obstáculos al tránsito del alimento por el intestino y los trastornos del reflujo venoso pueden causar gastroduodenitis por estasis (acumulación) de sangre.
