f. Trastorno sudoral caracterizado por la exageración de la secreción de sudor. (Sin. DIAFORESIS.) El sudor está íntimamente relacionado con el mecanismo de la termogénesis y, por tanto, un gran número de trastornos del mismo se relacionan con los cambios de temperatura, ya exógenos (clima), ya endógenos (fiebre, ejercicio). El gobierno nervioso de la secreción sudoral explica la aparición de trastornos de esta secreción en diferentes estados nerviosos, principalmente del sistema neurovegetativo. En los trastornos vasomotores hay igualmente perturbaciones sudorales, como las que acompañan a las emociones. El sudor puede representar un mecanismo accesorio de eliminación de productos nocivos circulantes. Finalmente, condiciones constitucionales o adquiridas de la piel pueden influir en el sudor. Como en todo síntoma que es sólo la desviación de una función normal, es difícil precisar dónde comienza lo patológico en la hiperhidrosis. Cuando ésta sobreviene en forma de bruscas y abundantes crisis, puede producir una erupción difusa, de pequeñas vesículas del tamaño de un grano de mijo (sudamina) que se observan sobre todo en niños con sarampión, tifoidea, etc. La hiperhidrosis del calor (climas tropicales, baños turcos, etc.) puede dar lugar, sobre todo en personas no habituadas, a un estado de falta o pérdida de fuerza (astenia profunda), en relación con el espesamiento de los fluidos orgánicos y, probablemente, con la pérdida de cloruro sódico. El fenómeno de la sudoración en el momento de la defervescencia febril (hiperhidrosis febril) es común en todas las fiebres accesionales (paludismo, fiebres recurrentes, fiebres supuratorias); pero hay determinadas infecciones en las que los sudores son particularmente intensos y continuos, por lo que alcanzan un cierto valor diagnóstico (reumatismo cardioarticular agudo, fiebre de Malta). En algunas infecciones, la hiperhidrosis es propia del período de invasión, como en la poliomielitis. La lesión de los centros de la transpiración, o la lesión del simpático periférico, puede producir hiperhidrosis, general o localizada, como en el caso de: tabes, siringomielia, tumores medulares, histerismo, etc. La hiperhidrosis en las enfermedades endocrinas se observa sobre todo en el hipertiroidismo, en el climaterio, hipoglucemia, insuficiencia genital juvenil (mano hipogenital). El sudor frío es muy típico en las insuficiencias circulatorias agudas o en las crónicas, en la angina de pecho y en el infarto miocárdico. En ciertos casos de uremia también hay hiperhidrosis (urémica). Por último, entre las hiperhidrosis medicamentosas, son bien conocidas las debidas a la pilocarpina, salicilatos (aspirina) y fármacos análogos.
