m. Afección de la piel, de carácter invasor y destructivo. Antiguamente, se confundían bajo este término lesiones cancerosas, sifilíticas, leprosas y tuberculosas. Actualmente, se da el nombre de lupus a una serie de síndromes cuyo común denominador es la alteración bioquímica y estructural del colágeno (proteína constitutiva del tejido conectivo) de la dermis, con afección secundaria de los tejidos epidérmicos y vasos sanguíneos. En la evolución de la lesión lúpica se observan tres fases: degeneración fibrinoide, degeneración mucoide y degeneración hialina, siendo típica la presencia de células L.E. (v. L.E., PRUEBA DEL) en las lesiones. Las variedades más importantes de lupus son: el lupus eritematoso y el lupus tuberculoso. El lupus eritematoso se caracteriza por placas de eritema (enrojecimiento difuso de la piel), rodeadas de una zona escamosa, que crecen por los bordes. Se localizan con preferencia en la cara, cuello y manos, y se acompañan de lesiones viscerales y alteración de las células sanguíneas. Las causas de la enfermedad son desconocidas, pero se distinguen dos formas bien diferenciadas, la forma discoide y la forma sistémica, haiendo casos de superposición de ambas formas. El lupus eritematoso discoide sólo afecta a la dermis y epidermis; las lesiones (placas eritematosas) pueden empeorar con la exposición al sol, por lo que es importante el uso de pantallas solares. Dichas lesiones dejan cicatriz y, si están en el cuero cabelludo, en las cicatrices no vuelve a crecer el cabello. El tratamiento local, además del uso de pantallas solares en todas las partes del cuerpo expuestas al sol, es a base de corticosteroides" tópicos y, ocasionalmente, intralesionales (en las lesiones muy profundas). El tratamiento sistémico es a base de antipalúdicos. Por último, la forma discoide a veces pasa a la sistémica con el curso de los años. El lupus eritematoso sistémico se caracteriza, además de por afectar a todo el organismo (las lesiones invaden los sistemas circulatorio y renal, pleuras, ganglios, vísceras, etc.), por anormalidades en el suero sanguíneo importantes en las que intervienen la producción de anticuerpos y la activación y fijación del sistema del complemento, responsables del proceso inflamatorio. La afección del riñón es muy frecuente; otras manifestaciones viscerales, importantes para el pronóstico, son las neurológicas (polineuritis, hemiplejía), así como alteraciones que afectan los ganglios linfáticos, aumento del tamaño del bazo, anemia hemolítica, etc. Las medidas generales del tratamiento son: reposo y evitar la exposición al sol. El tratamiento medicamentoso tiene por finalidad dominar la inflamación lúpica y evitar las lesiones viscerales persistentes que aquélla provoca. Para las manifestaciones articulares se emplean los antipalúdicos de síntesis, los antLinflamatorios no esteroideos y los corticoides. El lupus tuberculoso o vulgar es una variedad de lupus en la que las lesiones están compuestas por pequeños nodulillos amarillentos y blandos denominados lupomas. Es la variedad más común y más polimorfa de la tuberculosis cutánea, y, en otro tiempo, la más rebelde (el lupus de la nariz, por ejemplo, convertía rápidamente la cara en un cráter). Los lupomas se multiplican rápidamente formando placas de extensión variable y de localización más corriente en la cara. Posteriormente se produce una cicatrización que determina grandes mutilaciones y deformidad facial. La causa del síndrome es la tuberculosis, por tanto, el tratamiento es el propio de esta enfermedad, es decir, se administran antibióticos (estreptomicina, hidracida, etc.) [v. TUBERCULOSIS CUTÁNEA].
