media y la adventicia (la más externa). El espesor relativo y el tipo de tejido en cada una de estas capas varían según se trate de una arteria elástica, muscular o una arteriola. Las enfermedades de las arterias se diferencian en funcionales y orgánicas. Las enfermedades arteriales funcionales (arteriopatías*) integran una serie de trastornos ligados a lesiones de las formaciones nerviosas que normalmente regulan la motilidad de las arterias y arteriolas. El grupo de enfermedades vasculares más frecuentes es, sin duda, el ligado a lesiones arteriales orgánicas, sobre todo adquiridas. Entre éstas, el grupo más importante es el de las arteriopatías arterioscleróticas. Las infecciones bacterianas también pueden atacar a las arterias, aunque constituyen un tipo de lesión poco común. Los trastornos que pueden ser determinados por una enfermedad de las arterias están esencialmente ligados a la disminución del calibre de éstas, y, en definitiva, a la reducción del aporte de oxígeno y de sustancias nutritivas a los tejidos. La clase de trastorno varía de intensidad y de grado según el tipo de tejido que se resienta en mayor medida de la disminución del aporte hemático y según la eficiencia de la circulación colateral que se establezca, capaz de llevar la sangre hacia arriba desde el tramo obstruido. Por último, la cirugía vascular ha experimentado un gran desarrollo en los últimos años, sobre todo con el empleo de tejidos constituidos por fibras sintéticas (dacron, teflon) que parecen responder óptimamente a las necesidades requeridas por este tipo de cirugía en la terapéutica de las enfermedades arteriales,
