pofaringe o faringe laríngea, que se va estrechando progresivamente desde el hioides, para terminar en las aberturas de la laringe y del esófago. La faringe está revestida de epitelio, que difiere según las partes y en correspondencia con las diversas funciones. Representa un conducto común a las vías digestivas y respiratorias y, por tanto, participa de la fisiología y patología de los dos aparatos. Con el movimiento de sus músculos toma parte en la deglución; con las variaciones de calibre, debidas en parte a la intervención del velo del paladar, contribuye a la modulación de la voz (v. fonación); junto a los otros tramos de las vías respiratorias altas, humedece y calienta el aire inspirado, y con la apertura y cierre de la trompa de Eustaquio provoca el intercambio de aire en el oído medio y participa por tanto en la audición. En los lugares donde hay desgaste y frotamiento, como el ocasionado por el paso de alimento o por el deslizamiento de una superficie sobre otra, existe epitelio plano estratificado no queratinizado. Donde el epitelio de revestimiento no tiene contacto con el aire, es cilindrico ciliado seudoestratificado. El revestimiento de epitelio se apoya en una membrana conectiva bastante densa, que contiene fibras colágenas y fibras elásticas. En la parte de ésta más alejada del epitelio suele haber una capa gruesa de fibras elásticas. Por fuera de ésta hay una fibra muscular estriada, los músculos constrictores y longitudinales de la faringe y, por fuera del músculo, hay otra capa fibrosa que une la faringe a las estructuras vecinas. En la profundidad del epitelio hay tejido glandular, sobre todo cerca de las aberturas de las trompas de Eustaquio. En algunos casos se observa que las glánaulas penetran en la capa muscular. El tejido linfático de la mucosa faríngea se encuentra en parte difundido por el corion y en parte reunido en acumulaciones características denominadas amígdalas; una de éstas, la amígdala faríngea, está dispuesta en la bóveda de la faringe detrás de las coanas, y su hipertrofia corresponde a la afección conocida como vegetaciones adenoides. Los otros aglomerados linfáticos están representados por las amígdalas palatinas, situadas a los lados del istmo de las fauces, y por la amígdala lingual, situada en la base de la lengua. Inmediatamente por detrás del
La faringe sirve de paso del aire en los procesos respiratorios y de los alimentos en la digestión.
orificio faríngeo de la trompa de Eustaquio se encuentra otra pequeña condensación linfática que recibe el nombre de amígdala tubárica. El tejido amigdalar que se halla junto al comienzo del tubo digestivo y sistema respiratorio parece destinado a actuar como vanguardia de la defensa contra agentes infecciosos para los cuales deben producirse anticuerpos lo antes posible. Sin embargo, este trabajo es peligroso; con frecuencia los agentes infecciosos se localizan firmemente en las amígdalas que han de extirparse. Las amígdalas palatinas se acompañan de glándulas, cuyos conductos se abren cerca de ellas, pero no en los surcos del tejido linfático; por lo tanto, estos surcos (criptas) no se limpian con la secreción, como ocurre en la amígdala lingual; lo que hace que en las amígdalas puedan acumularse restos que faciliten la infección. Los capítulos más importantes de la patología faríngea son los trastornos de la movilidad, las afecciones inflamatorias (v. faringitis), entre las cuales se encuentran los abscesos, y los tumores benignos y malignos. La exploración clínica de la faringe se realiza mediante la faringoscopia* directa o indirecta.
