m. Cada una de las formaciones que cubren y protegen la parte anterior del globo ocular. Los párpados están formados por pliegues cutáneos móviles, dos por cada ojo, uno superior y otro inferior; al acercarse, ocluyen el globo ocular. Cada párpado está reforzado con una placa de tejido conectivo denso, el tarso o lámina tarsal, en la que se hallan incluidas glándulas sebáceas, las glándulas de Meibomio. Si una de estas glándulas se infecta, el párpado presenta una hinchazón dolorosa del tamaño de un guisante (calacio o chalazión). Debajo de la piel que reviste la superficie anterior del párpado hay unos haces de fibras musculares estriadas que corresponden a los músculos orbiculares. Entre los haces pasan algunas fibras colágenas de la aponeurosis del músculo elevador del párpado, que se insertan en la piel del mismo. En el borde libre existen elementos pilosos característicos, las pestañas, cuyos folículos están provistos de glándulas sebáceas que reciben el nombre de glándulas de Zeis. Entre los folículos se hallan las glándulas sudoríparas de MolI. Los párpados están expuestos a lesiones traumáticas y quemaduras; las lesiones tumorales suelen ser del tipo del epitelioma
párpado superior 
párpado Inferior
En el párpado existe una capa de tejido conectivo (tarso) y varias glándulas sebáceas (de Meibomio).
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