Significa dejar pasar todo lo malo que ha pasado entre dos o más personas que por algún motivo han terminado siendo enemigas, reconciliándose y volviendo a mantener una relación como la de antes. Origen: Cuando antiguamente los niños y adolescentes se enfadaban, al reconciliarse hacían un trato que consistía en que cada uno de las personas se arrancaba un pelo, y sujetándolo con dos dedos soplaban y lo dejaban volar, diciendo la frase: "Pelillos a la mar".