La frase tiene origen bíblico, en el saludo de un Ángel anunciando la llegada del hijo de Dios a unos pastores; y la podemos escuchar en algunas misas católicas durante el Gloria, en la Liturgia de la Palabra : «Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor». Pero desde el siglo XVIII al XIX muchos celebrantes no concluían la ceremonia con un «Amén» o «Podéis ir en paz» sino con la expresión «Aquí paz, y después Gloria», que se convirtió en una frase popular para zanjar una discusión o terminar un asunto cualquiera.
"El origen de la frase es este; ¡y aquí paz y después gloria!"