Es el nombre que le dieron en occidente a cada una de las encargadas del Gusl Mayyet (lavado ritual musulmán de un cadáver) para las víctimas del COVID-19, principalmente en Irán. Obviamente es un engendro entre coronavirus y dama (en su acepción de mujer).
"La coronadama hace un trabajo duro, pero no es tan riesgoso. Hay pocas probabilidades de que un cadáver le estornude en la cara."