En Extremadura,concretamente en Cáceres y provincia, este juego era peligroso, se utilizaban viejas limas,y rejas rectas en deshuso de arados;El juego era distinto al de Zamora. Según el nº de jugadores, sobre terreno blando se marcaba un cuadrado ó rectángulo que por sorteo se adjudicaba a cada jugador,y también por sorteo se aplicaba el orden de turnos de tirada. Aquí no se trataba de tirar palos, sino de conquistar terreno del vecino mas próximo y sin mover los piés del sitio desde donde lanzó la hincarroma, cogía esta y marcaba,hasta donde su brazo alcanzara,un trozo del terreno atacado, borrando con un pie la raya separatoria añadiéndolo al suyo, si la hincarroma no clavaba, perdía su turno y continuaba el 2º,así hasta que solo uno conquistaba todo el terreno. He dicho que, con esos hierros viejos con los que se jugaba existía el peligro de accidentales heridas. Trístemente conocí uno de ellos en el que por un simple roce en la pierna de un chiquito,al que no dió impotancia ni trató de curar,le produjo una gangrena a causa de la cual falleció.Yo solo tená 12 años, pero aquello me hizo aborrecer este, en Zamora,inocente juego.
Es un juego de algunos pueblos de Zamora consistente en pinchar un palo con punta tirándolo en un terreno blando tratando de derribar los palos de los contrarios, una vez derribado el palo de un contrario, se lanza lejos dandole un golpe con nuestro propio palo debiendo su propietario ir a buscarlo.
