Loba, en el idioma osco-umbro de los samnitas hirpinos. Quizá uno de los muchos nombres secretos y sagrados de Roma por cuya revelación algunos fueron condenados a muerte, como el tribuno y poeta Quinto Valerio Sorano, al decir de Plutarco y de Plinio el Viejo. Lo habría hecho en su obra Epoptides. Otro nombre pudo ser Aguerona, que se desvelaba solo en las Agueronalias en los misterios de esta diosa enigmática que tenía el dedo índice en los labios.
"La revelación del nombre de Hirpa, Aguerona, Valentia, Sorania, Evouia o el que fuera dejaba desprotegida la ciudad ante los enemigos."