El laísmo es el uso de los pronombres átonos (sin acento tónico), femeninos de la tercera persona (la y las) como complemento indirecto. El complemento indirecto es la función que indica el destinatario o beneficiario de la acción del verbo. Ejemplos: 1) Joaquín saludó a mi hija - Joaquín la saludó. 2) La maestra regaña a sus alumnas - La maestra las regaña. 3) Tengo que dejar mis pinturas - Las tengo que dejar o Tengo que dejarlas. 4) El avión perdió una ala - El avión la perdió.
El laísmo es un fenómeno lingüístico incorrecto consistente en la utilización de las formas femeninas la o las del pronombre de tercera persona propias del complemento directo para el complemento indirecto. Ejemplos: El asunto la pareció bien, cuando debe decirse: El asunto le pareció bien (a ella). La dijo que no era buena idea, en vez de le dijo (a ella) que no era buena idea. La colocó una rosa en el pelo, en vez de le colocó una rosa en el pelo.