Palabra difícil para definir la caducidad de los productos de la economía capitalista basada en la filosofía de comprar, tirar, y comprar. En la economía del superconsumo, sobre todo antes de la crisis, la mayor parte de los productos son diseñados para durar un año o dos o los que sean y a partir de entonces escacharrarse, volverse inútiles y obsoletos para que el consumidor compre otro nuevo: por eso el buen diseñador capitalista aplicará a todos los productos un talón de Aquiles que provoque esta situación al cabo de cierto tiempo, sean estos zapatos, medicinas, coches, mesas o bicis estáticas. La palabra deriva del verbo latino obsolesco, obsolescere, caer en desuso o en olvido.
"Escacharramiento planificado, inutilización programada, rotura prevista, estropicio anunciado"