La expresión se refiere, sin duda, a una transliteración, es decir a un cambio en el significado habitual. Cuando lo habitual es considerar el adjetivo "canijo", como "pequeño de talla", "enclenque, "poco desarrollado", o "de complexión débil y raquítica", referido al cuerpo físico, esta anomalía concede tal categoría, no al cuerpo físico, sino al cerebro, a la mente, al pensamiento; con ello, utiliza un sarcasmo muy inteligente para decir de alguien o de algunos que son "tontos". Es decir "de pensamiento poco desarrollado".
"Aquel profesor demostró ser de voluminosa estatura, aunque de pensamiento canijo."