La palabra 'Latinoamérica' tiene su origen en la Guerra de Troya, para terminar en el intento napoleónico de desembarcar en México o Argentina extendiendo sus conquistas al Nuevo Continente. Cuando Eneas (el de La Eneida) regresa con su hijo Ascanio del Asia Menor conoce a Lavinia, hija del rey Latinio, y se casa con ella quedándose en su territorio. Allí comienzan a reunirse todos los soldados que vuelven de la guerra, fundando una ciudad llamada Lacio por eponimia con el nombre del suegro de Eneas. Sus habitantes fueron los latinos originales, y formaron parte de los míticos pueblos fundadores de Roma, otra ciudad que después se convertiría en un imperio, dominando desde Italia hasta Antioquía y Lusitania. Si bien para el siglo XV este imperio ya no existía, su influencia aún se encontraba en la cultura y el idioma que dio origen a las lenguas romances como el francés, rumano, español, portugués o italiano. Cuando los nuevos imperios coloniales conquistaron América (epónimo de Américo Vespucio), trajeron sus idiomas herederos del latín que, exceptuando a algunas colonias inglesas o neerlandesas, se extendieron por todo el continente. El más difundido es el castellano, que se habla donde hubo colonias españolas (desde California hasta Tierra del Fuego); le sigue el portugués, que se habla en el Brasil; y en mucha menor medida el francés, ya que sus posesiones eran principalmente islas caribeñas, parte del Canadá y una Guyana. Después de 1808 los ejércitos de Napoleón invadieron España y Portugal, y el próximo movimiento francés a mediano plazo sería hacerse de sus colonias. Pero había una cuestión menor, casi una formalidad ¿cómo llamaría la Francia Imperial a sus nuevas tierras?. El nombre más usual era Hispanoamérica, porque la mayor parte era española; si le sumamos a Brasil, el nombre sería Iberoamérica. Pero Francia no cabía por ningún lado, así que inventaron el muy creativo nombre de Latinoamérica, aprovechando que el francés, al igual que el español y el portugués, son idiomas provenientes del latín. Esta denominación es la que se usa todavía para llamar al subcontinente, y "latinoamericano" -con su forma apocopada "latino"- a sus habitantes. Ver sudaca, bananero.
Usado así en Argentina
"Latinoamérica no es en realidad un subcontinente, pero como si lo fuera."